Danny Kaye, genio de la comedia vitalista con encanto e ingenio

»Supe desde el comienzo de mi carrera que no haría más de una película al año. Haría más películas si fuese actor, pero no lo soy. Soy un tipo de hombre muy específico y es complicado encontrar material para mí.»

»Soy simplemente un ‘entertainer’. Lo único que deseo es ser divertido. Nunca aspiré a interpretar a Hamlet.»

Últimamente me ha dado por ahondar en la filmografía de un cómico genial norteamericano -de origen ucraniano, su nombre completo era David Daniel Kominsky- como fue Danny Kaye. En pantalla representaba un personaje de tipo carismático, divertido y soñador, alguien que fácilmente simpatizaba con el público. Como intérprete cómico -bajo mi punto de vista- en las antípodas de lo que fue el bufonesco o hiperbólico Jerry Lewis, mucho más popular a nivel mundial pero también más exagerado. Danny Kaye puede ser considerado soso pero como cómico seguramente es mucho más digerible al hacer gala de un humor más sutil y refinado, aunque también hiciera uso de la comedia física no resultaba tan cargante como Lewis, su humor no solamente estaba basado en gestos o muecas si no también en trabalenguas, juegos de palabras y poseía además una gran habilidad para la rapidez vocal, talento que le convertía en un actor idóneo -ya no sólo para la comedia tradicional- si no también para la screwball comedy. Dado el perfil cómico que tenía, hubiese sido ideal para las comedias de Frank Capra. Es algo subjetivo por supuesto, pero me suele convencer más un cómico que no necesita recurrir a una gestualidad excesiva o a hacer demasiado el tonto para caerle en gracia al espectador. Prefiero el humor inteligente, elegante y contenido.

Danny Kaye era un artista multidisciplinar, no sólo actuaba sino que también cantaba, bailaba y presentaba -The Danny Kaye Show por ejemplo- y poseía otras habilidades tan curiosas como equilibrista, cocinero de comida china, piloto de aviones, jugador de béisbol o acróbata… Una tendencia polifacética bastante habitual en el cine clásico de Hollywood debido a que en el cine de aquellos días estaba muy en boga el género del musical, muchos actores incursionaron en él, incluso algunos que no se caracterizaban por filmar este tipo de películas cuentan en sus carreras con algún filme de este estilo. Con el transcurso de los años, desgraciadamente el esplendor del musical fue decayendo hasta la decadencia actual -aunque muy de vez en cuando salga algún musical que reavive el interés de la audiencia por un género tan bonito y alegre que es necesario en tiempos tan grises como los que vivimos-.

Danny Kaye hacía comedias que se acercaban mucho en el tono a las de Frank Capra: vitalistas e idealistas. Un humor blanco con encanto e ingenio, que lleva por bandera la alegría de vivir o el positivismo frente a las adversidades de la existencia, que generalmente contagia al público. Suelen ser películas que cuando estás bajo de ánimos, pueden ayudarte a salir a flote. Kaye tiene una filmografía irregular pero sus películas son como mínimo entretenidas, os recomiendo encarecidamente la que es mi opinión la cúspide de su carrera, su comedia más sólida y divertida: »El bufón de la corte». La comedia definió su carrera, convirtiéndose en uno de los intérpretes más brillantes, completos e ingeniosos de este género. En el drama incursionó en contadas ocasiones -aunque también demostrase ser solvente en un registro más serio-, destacando especialmente en »The Five Pennies» y »Skokie».

A nivel personal la gente que lo conoció se divide entre los que lo describen como un hombre afable bastante parecido al que interpretaba en la gran pantalla y los que lo tachan de persona antipática y maniática. La realidad al parecer fue que el ritmo de trabajo en televisión es mucho más rápido que el del cine, y este aspecto le resultaba estresante a Kaye y presuntamente hacía que estuviese mucho más irritable porque quería realizar su trabajo lo mejor que podía. En su etapa televisiva con The Danny Kaye Show se multiplicaron las críticas hacia su persona, en este caso por parte del equipo del programa. Su vena perfeccionista lo convertía en alguien con el cual resultaba difícil trabajar. Por lo que estuve investigando tenía una personalidad muy compleja o de fuertes contrastes, tanto podía ser un tipo encantador como alguien odioso. En ocasiones los cómicos tras esa fachada de felicidad que muestran en pantalla esconden un ser depresivo en la intimidad, este parecía que era el caso de Danny tal como afirmaba su primera y única esposa Sylvia Fine. Tal vez los rumores sobre su presunta homosexualidad o bisexualidad -es probable la existencia de un romance de 12 años nunca confirmado con el mítico intérprete británico Laurence Olivier- y el hecho de haber sido acusado de comunista durante la Caza de brujas del senador McCarthy, fuesen aspectos que influyesen en minar considerablemente su estado anímico.

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